jueves, 4 de enero de 2007

Nilda Eloy: "si nos hubieran escuchado en los primeros días, quizá Jorge López estaría con nosotros"

Nilda Eloy es esa mujer de pelo larguísimo y blanco que nos acostumbramos a ver durante las marchas que piden por la aparición con vida de Jorge Julio López, con quien compartió la querella contra el condenado Etchecolatz. Habla con tono pausado. Entre sus silencios se adivina la esperanza, pero sus palabras, aún cuando son pronunciadas en un tono bajo y hasta triste, están cargadas de contundencia. Desde la Asociación de ex detenidos-desaparecidos, que la contiene, le exigen al gobierno por López y se animan a preguntar qué hubiera pasado si los hubiesen escuchado apenas desapareció.

-¿Qué sentiste con el caso de Gerez?
-Cuando desapareció Gerez lo que sentí fue terror. Fue muy duro, como un mazazo. Después fueron sensaciones muy encontradas. Por un lado lo del discurso (del presidente). Me pareció que por lo menos me perdí la mitad. Escuché todo, pero me quedó la sensación que me faltaba la segunda parte. Después de haber hecho el análisis y de haber dicho tantas cosas que parecían en algún momento copiadas de alguno de los tantos documentos leídos en las marchas por Jorge, me hubiera gustado escuchar que “por todo esto el poder ejecutivo resuelve y ordena…” y haber escuchado un montón de cosas que fueran tangibles, más que palabras. Después vino la alegría de saber que al compañero lo habían liberado, teniendo una técnica muy parecida a la de los años setenta: tirarlo en un camino (hace una pausa larga) y después la incertidumbre: ¿dónde estamos parados?. Escuchar que mucha gente dude, ahora ya no como en el caso de Jorge pensando que se perdió, sino pensar que esto está armado o tramado. Me parece espantoso. No se puede jugar con este tipo de cosas. No me permito ni siquiera sospecharlo.
-Las personas que desconfían dicen que el gobierno armó esto para salir bien parado. No vemos dónde quedó bien parado, si pensamos que esto puede seguir pasando, ni se encontró a los responsables, lo que da más razones para pensar que puede seguir sucediendo.
-No lo veo así (que el gobierno quede bien parado). Al contrario, el mensaje es más completo. Ahora tenemos un desaparecido, un cuerpo NN (que apareció unos días después de la desaparición de López, en un descampado de las afueras de La Plata donde solían aparecer cuerpos de torturados y asesinados durante la dictadura) y un liberado. Tenemos lo mismo que podíamos tener un día cualquiera entre el ’76, ’77, ’78. Es exactamente lo mismo.
-Decíamos hace un rato que esto es un mensaje al resto de la sociedad, que está, como durante la dictadura, en la misma disyuntiva: pensar que esto sólo le pasa a los que están en “algo raro” o los que quieren volver a los setenta; o decir: hasta acá llegamos muchachos, marcando un límite.
-Claro. Lo de Gerez es una muestra de que esto no es sólo para algunos. Es para todos, incluídos aquellos que estén en las líneas del gobierno. Nadie está exento.
-¿Y el resto de la sociedad? ¿Está otra vez pensando que esto no puede pasarle a sus hijos?
-No creo que sea tan así. Hay que separar la falta de reacción de lo que podría ser una opinión. El hecho de no tener una reacción masiva no significa que no se lo sienta. Nosotros palpamos con el tema de Jorge que la gente te sigue parando por la calle preguntándo si hay alguna noticia, si se sabe algo. Pero esa misma gente no concurre a las marchas. Queda bien claro que esta sociedad es la que se forjó también usando estos mismos mecanismos que tenemos ahora. Se forjó también criándose mucha gente en el medio de las desapariciones, con miedo y son marcas que quedan instaladas. Evidentemente la utilización del miedo es un factor que ellos manejan a la perfección.
-¿Qué lectura hacés de las evidentes diferencias que hizo el gobierno entre los casos de López y Gerez?
-Esta vez no pudieron hacer otra cosa. Era un hombre propio y sus propias bases no le iban a permitir instalar ningún tipo de verso como el que intentaron usar con Jorge. No podían manejarse de otra manera. Estaban obligados a reaccionar así. Lamentablemente, quedó más en evidencia que si, en alguna oportunidad, durante esos primeros días de Jorge nos hubieran escuchado en lugar de perder el tiempo en tergiversar la realidad la hubieran asumido, no sé..., tal vez Jorge estaría con nosotros ahora.
-Incluso desde el gobierno, al explicar por qué reaccionaron de manera diferente en ambos casos, dijeron que había sido porque la familia de López negó que lo hubieran secuestrado, pero hubo mucha otra gente que, desde el primer día había denunciado el caso como un secuestro. Es decir que la excusa no parece válida.
-Eso no es una excusa porque una cosa es la familia con todo lo que implica con respecto a sus afectos y otra es que, desde el sector político, se vea claramente la realidad. Son dos cosas totalmente distintas. No es excusable una cosa en la otra.
-Más allá de la esperanza que tendrás y que nosotros compartimos, ¿pensás que Jorge aún está vivo?
-(Piensa largamente) Lo que decimos siempre es que hasta ahora todos los mensajes los han manejado de una forma muy similar a como se manejaban en otra época. Jorge estuvo seis meses desaparecido. Yo nueve. Y eso nos da esperanzas. Por otro lado no vamos a aceptar así nomás otro tipo de desenlace.
-Así el desenlace sea el que queremos, que hoy mismo aparezca López con vida, creeemos que hay que seguir hablando del tema para que de verdad nunca más pase.
-Además ahora hay otro reclamo más: muy bien, todos aplaudimos que Gerez haya aparecido con vida, ahora hay que saber quién lo secuestró, quién lo torturó y quién lo liberó.